La Guerra Hispano–Cubano–Estadounidense

En febrero de 1898 se encontraba en el puerto de La Habana el crucero USS-Maine, de los Estados Unidos. El buque había llegado a Cuba para proteger los intereses de los Estados Unidos en Cuba durante la revuelta en La Habana contra el General Valeriano Weyler. A las 9:40 de la mañana del 15 de febrero de 1898, una explosión causada por más de cinco toneladas de pólvora destruyó el acorazado Maine. 266 miembros de la tripulación perdieron la vida. La marina estadounidense designó una comisión para investigar los hechos. Después de cuatro semanas de investigaciones en La Habana, se concluyó que una mina había explotado debajo (afuera) del barco, pero dadas las dificultades de la investigación, la comisión no identificó ningún culpable, no obstante a eso Estados Unidos culpa a España y se presenta como víctima, convirtiendo el hecho en un pretexto que induce al pueblo estadounidense a favorecer una intervención militar en Cuba.

El desarrollo de la revolución en Cuba, visto con creciente simpatía por el pueblo estadounidense, ahora aumentado por la campaña propagandística desatada en torno a la explosión, hace que el 19 de abril ambas Cámaras del Congreso aprueben la Resolución Conjunta mediante la cual el gobierno de Washington intervenía en el conflicto. Según el documento Cuba debía ser libre e independiente y Estados Unidos se retiraría de la isla cuando existieran las garantías de un gobierno estable. Estados Unidos entra en guerra con España y, con la colaboración de las fuerzas mambisas, desembarca sus tropas en la costa sur de la zona oriental de Cuba. Las acciones se libran en torno a Santiago de Cuba.





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